abril 2019 – Lúminos

El cambio que la educación necesita

Desde hace ya algunos años hemos podido ver como en varios países del mundo, el enfoque que se le da a la educación formal de los niños y jóvenes ha cambiado de manera sorprendente, estos países han generado reformas en busca de mejorar la enseñanza que reciben sus niños en las escuelas. Estos cambios han surgido de la simple observación de que seguimos creyendo que preparar a los niños y jóvenes darles (literalmente, de manera unidireccional) conocimientos con los cuales serán capaces de salir adelante y realizarse plenamente en su vida, para lo cual automáticamente nos surgen algunas preguntas: ¿Esto realmente responde a lo que necesitan para enfrentarse con éxito a un mundo que está en constante cambio?, ¿Cómo podemos saber de qué conocimientos debemos impartirles para que puedan enfrentarse a un mundo que ni siquiera nos imaginamos cómo será?

Todos hemos conocido a algún estudiante que nos pregunta, ¿Y esto de qué me va a servir? y muy en el fondo considero que incluso nosotros en ocasiones no tenemos muy clara la respuesta, y es que nos damos cuenta de que muchas cosas que “nos aprendimos”, incluso de memoria, en la escuela no las hemos vuelto a utilizar. Posiblemente el problema está en que la educación debería de preparar más a los alumnos para la vida, facilitarles el desarrollo de habilidades que van a necesitar y el explotar sus cualidades, y saturarlos menos de contenidos (que además, en un mundo de grandes avances, cambian constantemente). Esto no quiere decir que los contenidos y los conocimientos no sean importantes, sin embargo, es diferente educar teniendo como fin que los niños aprendan cosas sin que esto tenga un sentido más que el de impartir contenidos y educar teniendo como fin que los niños sean hábiles y capaces para el mundo al que se van a enfrentar, inclusive, hábiles para obtener de manera adecuada la información que necesiten, cuando la necesiten, en un mundo en el que, gracias a la tecnología, está siempre al alcance de sus dedos.

Llama la atención que en México, como en muchos otros países, seguimos educando como se nos educó a nosotros o incluso o a nuestros padres o abuelos hace 35 ó 70 años, en el mejor de los casos ha desaparecido el famoso reglazo y los grandes avances tecnológicos han sido pasar del pizarrón negro de gis al pizarrón verde y por último al maravilloso pintarrón en el que se usan marcadores; llegaron los proyectores, los pizarrones inteligentes y las computadoras a las escuelas más avanzadas y sin embargo lo que hemos hecho es exactamente lo mismo que en los años anteriores, simplemente ahora en vez de que el maestro escriba en el pizarrón, proyecta, y en vez de que el alumno copie o trabaje en un libro o cuaderno físico, esos libros y cuadernos son digitales (cabe aclarar que existen escuelas en las cuales sí se están ya haciendo las cosas de manera diferente, siendo lamentablemente una minoría ínfima en nuestros queridos países).

Pero ¿Qué es lo que realmente necesitamos en educación? ¿Cómo debería ser ese cambio del que tanto se ha hablado?

Hablemos de la educación para los tiempos que a nuestros niños y jóvenes les tocará vivir, la educación que verdaderamente están necesitando en el siglo XXI. Enuncio algunos de los puntos más importantes que considero se deben cubrir:

El primero, y sin duda, aquello que realmente marcará la vida de nuestros estudiantes para siempre es: generar en ellos personas con una sana autoestima, seguros de sí mismas, que se sepan hábiles y capaces, para esto es muy importante que en la escuela tratemos a la persona como tal, que seamos capaces de ver a cada niño y saber de entrada su nombre, lo que le gusta y lo que no, su situación de vida y de familia. Los niños y jóvenes con quienes trabajamos merecen ser tratados con cariño y con respeto (al grado de ser un requisito imprescindible para nosotros), ser valorados en su individualidad y unicidad de persona, merecen que les ayudemos a descubrir y explotar sus pasiones y sus talentos, aquello que los hace únicos y los distingue de los demás, merecen saberse amados y con un lugar en la vida, que nadie más puede cubrir, con una misión y con dones increíbles que les permitirán realizarla, esto evitando en todo momento el egocentrismo, siendo capaces de ver al otro y reconocer en él un ser único que también merece ser amado, respetado y valorado. Es indispensable el sano desarrollo socioemocional de cada niño y joven que se nos ha encomendado, si bien es algo que principalmente se da en casa, como escuela debemos garantizar que ponemos todo lo que esta de nuestra parte para que esto se dé de la mejor manera, solo así tendremos en un futuro ,personas capaces de enfrentar la vida con una conformación interna suficientemente sana y fuerte, con el impacto positivo que esto puede tener para la sociedad.

Uno de los grandes pilares de la nueva educación es el desarrollo de habilidades para la vida, que los niños y jóvenes egresen de las instituciones educativas con un gran repertorio de habilidades que les permitan ser plenos en su vida, habilidades como: inteligencia emocional, pensamiento crítico, capacidad para resolver problemas, destreza tecnológica, capacidad para abrirse al pensamiento de los demás y trabajar en equipo, uso adecuado de la información, creatividad, adecuada toma de decisiones, adecuada resolución del conflicto, tolerancia a la frustración, apertura a otras culturas y formas de pensar, bilingüismo, entre muchas otras.

Educar siempre transmitiendo los valores que soñamos que viva la generación que tenemos la oportunidad de acompañar, claro está, esto siempre desde el ejemplo, sembrar en ellos valores como la honestidad, el respeto, la solidaridad, la responsabilidad, el cuidado del la casa común (nuestro planeta), el amor, la paz, la confianza, etcétera. Transmitir estos valores es nuestra mejor manera de sumar para que el mundo en el que vivan sea un lugar en el que puedan vivir plenamente.

Que los padres de familia sean agentes activos en la educación formal de sus hijos, las escuelas somos “un apoyo” para los padres, no podemos pretender hacer nuestro trabajo al margen de ellos. Instituciones educativas y papás debemos de trabajar juntos, solo así podremos brindar (ambos) una formación integral. Para que esto sea posible, es importante generar actividades que impulsen la convivencia e integración familiar, así como, mantener una comunicación constante con los papás sobre el proceso de sus hijos, compartiendo los logros y generando estrategias conjuntas para superar las dificultades.

Un uso adecuado de la tecnología, este puede ser un gran aliado en la educación de las futuras generaciones, contrario a la visión de muchas personas y sistemas educativos que la consideran como un gran enemigo. La tecnología en educación es importante debido a que los alumnos de hoy necesitan desarrollar sus habilidades para el manejo de los recursos digitales y esto lo pueden aprender en la escuela, así mismo, es positivo que los alumnos sean capaces de utilizar herramientas digitales que les serán imprescindibles en el mundo al que se van a enfrentar, principalmente en el ámbito laboral. Por otro lado, la tecnología abre todo un mundo de posibilidades en educación, se puede usar para una cantidad enorme de cosas, desde encontrar videos que ilustren mejor lo que los alumnos están trabajando o para tener acceso a información basta sobre cualquier tema, hasta emplear la inteligencia artificial para ofrecer experiencias de aprendizaje personalizadas para cada estudiante según su propio ritmo y necesidades educativas o resolver problemas reales a través de “proyectos maker» que impliquen cuestiones de ingeniería, ciencias, robótica, electrónica, carpintería, mecánica, etc. La verdadera cuestión no es si es bueno o no usar la tecnología en la escuela, sino usarla con fines realmente educativos y que los estudiantes aprendan a hacerlo de manera sana, segura y con una discriminación adecuada de la información.

Las escuelas deben de ser centro de entrenamiento para la vida, para la vida real, en ella los alumnos deberán de enfrentarse constantemente a diversos retos y problemáticas que tendrán que resolver, hay que entrenarlos para ello, sin embargo, esto no es significativo si en la educación creamos un mundo alterno, con contenidos irrelevantes para lo que el niño o joven vive más allá del entorno escolar. En imprescindible, incluso para que los alumnos se interesen por las actividades que se llevan a cabo en nuestras instituciones, que estas toquen aspectos reales de su vida, que los reten profundamente, para que así se motiven y encuentren un sentido al trabajo que llevan a cabo día con día en el ámbito de la escuela, además de que solamente así estarán preparados para resolver los retos que la vida les presentará fuera de este entorno. Solamente así tendremos adultos creativos, con un pensamiento crítico, capaces de abrirse al otro, negociar, decidir, resolver problemas y vivir en un mundo en constante evolución.

Podríamos mencionar muchos retos más, sin embargo, lo más importante es que las instituciones educativas seamos capaces de romper nuestros esquemas “añejos” de como se “deben hacer” las cosas y nos atrevamos a entrar en el emocionante camino del cambio y del reto, de descubrir nuevas maneras de hacer las cosas para que nuestros niños y jóvenes realmente estén lo más preparados posible para el mundo que les espera, que seguramente será maravilloso.

Ellos lo merecen, no podemos ofrecerles menos que esto, no pensar las cosas de esta manera es haber perdido el norte de nuestra labor, ellos.

¡Nuestros niños y jóvenes merecen una “educación brillante”!